Hace exactamente veinti... muchos años, nació en el seno de una familia parralense una pequeña niña que llevaría por nombre Adriana. Esta pequeña originalmente iba a tener un nombre muy feo que la hubiera llevado a alienarse por el resto de su vida pero, gracias a la intervención de su hermana mayor, al final su nombre quedó en Adriana Judith.
La niña esta, fue la tercer hija del matrimonio formado por Martín (aka Don Martín) y Hortensia (aka Superniña).
Desde sus primeros días la pequeña Adriana mostró una gran afición por dormir y comer, habilidades que se le desarrollarían con el paso de los años. Conforme fue creciendo, encontró nuevas aficiones como chillar, gritonear y escuchar a Cri-cri. A los 3 años de edad (más o menos) la pequeña en cuestión desarrollo una extraña tendencia a tomar los cuentos de la colección de Walt Disney que había en su casa (Y que por supuesto todavía existen) y "leerlos", lo cuál era una gran mentira ya que no los leía realmente porque aún no sabía, pero lo que sí hacía era observar los dibujos e inventarse las historias. De modo que cada que leía un libro la historia era diferente. También desarrolló un gusto por las películas, en especial, los dibujos animados y se dice que llego a aprenderse de memoria los diálogos de Los Looney Tunes Pato Lucas Cazafantasmas, Rocoso y Elefanton y otros titulos en los cuales se reunían varios cortes de dibujos animados. Entre los 3 y los 4 años, Adriana conoce a Pepito, el que sería su primer amigo imaginario y que formaría parte importante en sus juegos.
La pequeña Adriana fue creciendo, así como su imaginación. Su introversión en Preescolar llegó a ser notable y se acentuó en la primaria. A Adrianita se le dificultaba enormemente hacer nuevos amiguitos y los pocos que lograba hacer, se cambiaban de escuela, de salón o de ciudad. En ese momento, Adriana no tenía idea de que el resto de su vida social sería más o menos igual.
Al llegar a la secundaria, Adriana era una pre-adolescente insegura y retraída. Es como si la maldición del nombre feo hubiera caído sobre ella sin siquiera haberse llamado así. Su circulo de amistades era bastante limitado y cada vez se le dificultaba más relacionarse con otros. Extrañamente a pesar de poseer un vasto vocabulario, sólo podía articular las palabras "Sí", "No" y en casos de fuerza mayor "Hola" y "Gracias"
La vida en la secundaria se tornaría una verdadera pesadilla para ella. Entonces, Adriana conoció al primer gran amor de su vida: El Rock. Desde el momento en que esta pequeña comenzó a escuchar rock, algo en ella se encendió. No se le quitó lo retraída, ni lo antisocial... de hecho se le acentuó más, pero encontró una manera de canalizar sentimientos y emociones propios de la adolescencia.
Dentro de este periodo de la secundaria y esas cosas, Adriana desarrolló gusto por el arte... aún sin tener pinche idea de lo que es el arte. Por medio de su muy raquítica clase de "artísticas" se acercó al dibujo, la pintura, la música, la literatura y el teatro. Definitivamente estos eran intereses importantes para la pequeña Adriana, que empezaba a garabatear palabras en las libretas intentando componer poemas, líricas y relatos. De alguna forma encontró refugio en estas cosas, ya que sus problemas con las amistades, los chicos que le gustaban y las relaciones en general con la gente no eran muy buenos.
Adriana durante una entrevista sobre sus relaciones amorosas...
bueno, no exactamente!
Entrando al bachillerato la cosa no mejoró. Adriana sin darse cuenta desarrolló una imagen rockera que haría que la mayoría rehuyera a su presencia. Adriana aprovechó esto para sembrar el miedo entre los estudiantes y cometer todo tipo de infracciones... ok no, pero aún así le tenían miedo. Tuvo un novio. Adriana se unió al club de Teatro en el cual pudo explayarse y mostrarle su talento a los demás. También aprendió a decir palabras diferentes a "Sí" y "No" delante de la gente. Por lo cuál sus conversaciones eran un poco menos limitadas. Terminó con el novio.bueno, no exactamente!
Gracias al Teatro, esta muchachita pudo definirse y saber qué es lo que quería hacer con su vida. Un buen día se pregunta ingenuamente sí se podrá estudiar teatro y por medio de Internet encuentra la escuela de sus sueños: Instituto de bellas artes de la UACH.
Al ingresar al Ibart, Adriana era una adolescente en pleno desarrollo. Llena de sueños, metas, picos, cadenas, estoperoles y playeras de Emperor y Lacrimosa que la hacían... temible. Por lo cuál el problema este de que todos le huyeran no mejoró, sino todo lo contrario. Además, para desgracia de muchos, aprendió a decir palabras como pendejo, puto, jodido, mierda, cabrón y todas las conjugaciones del verbo chingar. De pronto era fácil para ella hablar, hablar y hablar sin parar. Además de eso, siempre estaba escribiendo. Escribía en las libretas, en las servilletas, en sus brazos. Escribía obras, poemas y cosas raras. Durante la primera mitad de sus años universitarios, mantuvo una relación tormentosa con... mmm... un hombre. Adriana se enamoró profundamente... de su carrera, por supuesto! Y desarrollo un gusto especial por el lado teórico del Teatro. Sin duda este es el otro gran amor de su vida. Un buen día Adriana decidió que la ropa negra, los picos y todo eso no valen madre, al menos para ella y decide buscar un estilo más propio que la haga sentir mejor. Entonces regresó a sus colores básicos favoritos de la niñez: Morado, Rosa y Turquesa y conoció otros colores. Su vida, nunca volvió a ser igual. Terminó con su relación tormentosa y después empezó una nueva relación con... otro hombre. Esta relación tuvo un efecto alka-seltzer. Ya se imaginaran por qué.
Recientemente Adriana abrió un blog en el que escribe puras simplonadas, tiene facebook, twitter y esas cosas. Terminó su carrera con grandes satisfacciones y muchos aprendizajes. Se siente muy orgullosa de sus logros y espera fervientemente comenzar a trabajar. Actualmente se encuentra vagando en una isla imaginaria creada en su mente, en la cuál pasa horas divagando y pensando en el futuro. Tiene planes de casarse algún día o de lo contrario vivir sola con 45 gatos y volverse loca.
Notas:
1. Ciertas situaciones y personas fueron omitidas de esta autobiografía para proteger su identidad.
2. Estaría bien chingón que la leyeran imaginandose la voz de Juan Topo.
3. Lo de los 45 gatos, es una solamente una cifra aproximada.
4. Algunas situaciones dentro de esta autobiografía han sido exageradas para generar interés en el lector.
5. Mi vieja mula ya no es lo que era, ya no es lo que era, ya no es lo que era.
6. Los amo a todos, vuelvan pronto.
LOVE YA!